El colectivo de arte Bichos surgió en Lima en 1997 y su actividad se extendió hasta el año 2002. Sus miembros fueron estudiantes y egresados de la facultad de Arquitectura de la Universidad Ricardo Palma, interesados en explorar en los espacios comunes que comparten la arquitectura y el arte, en búsqueda de formas de expresión interdisciplinarias y experimentales.El grupo Bichos aparece en un Perú post-terrorismo, con un presidente sin partido político, una apoteósica apertura de los medios de información internacionales, una nueva clase media emergente y una generación de jóvenes escépticos conocida como la generación X. Sin embargo, la conjunción de arte y arquitectura se remonta en Lima a los años 80, podemos mencionar como precursores a los grupos Los Bestias y NN, también arquitectos que postularon una nueva estética comprometida con la realidad del Perú.
Maria Burela, arquitecta, docente y gran conocedora del arte es la responsable de haber juntado este enjambre, usando su casa como panal. Hizo una convocatoria abierta para construir insectos a gran escala y “hacerlos tomar” el hall principal de la facultad de Arquitectura, como forma de protesta artística. Parte de los participantes iniciarían así, una larga secuencia de proyectos en equipo, los Bichos se habían conocido. María Burela los alimentó con sus conocimientos actualizados y vanguardistas, impulsando al equipo; los Bichos lograron integrarse y como hormigas producían y vivían colectivamente el arte.
De la arquitectura tomaron las técnicas constructivas, el manejo del espacio y de la escala. Del arte, su capacidad comunicativa y sus infinitas formas de expresión. La investigación, la búsqueda interior, la plástica, la intervención del espacio y el reciclaje, formaron parte primordial de sus áreas de exploración.
Las intervenciones de los Bichos jugaron al doble lenguaje de la ironía, buscaron llevar a la discusión pública temas de importancia vigente, con una perspectiva lúdica y sarcástica. Cuestionaron el verdadero rol del arte y la cultura en la sociedad limeña; pusieron en evidencia a la mano negra de la mentira, la manipulación de los medios y la injusticia, propios de la vida política del Perú de los 90´s; dieron su visión frente a la discriminación racial y social en un país mestizo, autodenominándose orgullosamente de raza chusca; invitaron al espectador a ser diferentes como una oveja negra en un rebaño blanco.
En el año 1998, los Bichos tuvieron un acercamiento importante con la experimentación en las artes escénicas. Su búsqueda del manejo del espacio, los fue llevando a hacer intervenciones aún más avezadas para un grupo de arquitectos. Las lecturas sobre la performance y el happening, sumadas a la idea de intervenir el espacio con sus propios cuerpos, los llevó a explorar en los vestuarios y el manejo del cuerpo: cuerpo-instalación, cuerpo-espacio, espacio-instalación.
La temática empezó a mostrar las entrañas de cada Bicho, quienes subastaron su intimidad visceral. Mostraron también sus facetas profundas en proyectos fantásticos, que los llevó a su mundo infantil. Sus constantes visitas e intervenciones en el Centro Histórico de Lima en tiempos de protestas nacionales, captaron su atención frente al contraste entre la violencia y la belleza oculta de la Lima antigua, revolvió en ellos la idea de patria, buscaron y expresaron sus antiguos recuerdos colectivos. Y como lo colectivo siempre fue parte de los Bichos, también emularon a las hormigas en su quehacer, rindiéndoles tributo.
Seguramente preguntándose ¿qué hacer?, ¿qué hacer ante los cambios y los cuestionamientos? aquellos que llevaron a los Bichos a seguir rumbos distintos en el año 2002, cuando cada quien optó por sus búsquedas personales, y los bichos migraron.
Luego de varios años de silencio, aún se escucha un zumbido.
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